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En la más reciente encuesta de Invamer, el alcalde Cali, Alejandro Eder, apareció como el peor calificado entre los mandatarios de las principales ciudades del país; solo aprueba su gestión el 38% de los encuestados, mientras que el 47% la desaprueba.
La pregunta que se hace la gente en Cali y en el resto del país es:¿Cuál habrá sido la metida de pata que habrá cometido Eder, o qué escándalo le habrán destapado para que su imagen experimente semejante desplome?
Ninguna de las anteriores. Esa caída es simplemente el producto de la guerra sucia que la extrema izquierda en Cali ha desatado en contra del mandatario.
Es cierto que en Cali existe mucha pobreza y desigualdad, como afirman los radicales de la izquierda local, Ese fenómeno tiene una explicación: durante los últimos 40 años, esta ciudad ha sido la receptora de miles de personas que han salido de sus hogares en Nariño, Cauca, Chocó y hasta Putumayo, como consecuencia de la violencia que se vive en esas regiones.
Esas personas han llegado a engrosar los cinturones de miseria que crecen en las laderas y al oriente de la ciudad. Y a pesar de que el municipio ha hecho un gran esfuerzo por darles unas condiciones de vida dignas, muchos viven en una situación muy difícil, en medio de la marginaliad, toda clase de carencias e inseguridad.
Esos miles de marginados han sido el caldo de cultivo para que la izquierda se haya dedicado a azuzar la guerra de clases en la ciudad. La guerra del odio de los pobres contra los ricos.
Poco han hecho estos personajes para tratar de mejorar las condiciones de vida de los marginados. No les interesa. Lo que les importa es aprovechar sus carencias con fines políticos. Esa es una de las razones por las cuales el denominado estallido social fue especialmente crítico en Cali.
Para estos líderes de izquierda que haya llegado a la Alcaldía alguien proveniente de una de las familias más prosperas de la región ha sido un papayazo, que no han desaprovechado.
Desde el mismo día que Eder se posesionó comenzaron una guerra en las redes sociales y en las calles mismas en su contra. Su caballo de batalla es que el alcalde solo gobierna para favorecer a los de “su clase”.
Su caballo de batalla es que el alcalde solo gobierna para favorecer a los de “su clase”
Por ello, llevan meses enfilando baterías contra el Club Campestre. Uno de los líderes de esta cruzada de odio llegó a afirmar en la red social X que ese club, una de las instituciones más tradicionales de la ciudad y que está próxima a cumplir cien años, es “un símbolo del despojo, la inequidad, la desigualdad y la corrupción de cuello blanco en Cali”,
Ese es el tono que usan los radicales para ambientar un clima de odio en la ciudad.
Uno de los líderes de esta cruzada de odio es el exalcalde Jorge Iván Ospina, uno de los políticos más desprestigiado de la ciudad. Su último gobierno estuvo salpicado de toda clase de escándalos y al término del mismo la aprobación a su gestión no llegaba al 30 %.
Inicialmente pensé que lo que buscaba Ospina al atacar a su sucesor era igualar por lo bajo la labor de este gobierno con la suya. Pero luego me enteré de que su intención es ganar notoriedad para alcanzar una curul en el Senado.
Increíble que un personaje tan melifluo y sobre quien existen tantos cuestionamientos persista en permanecer vigente en la política. Lo peor es que los caleños somos tan despistados que de pronto lo elegimos senador.
Los socios de Ospina en esta cruzada del odio tienen intenciones parecidas a las del exmandatario; buscan sacar réditos políticos atacando a Eder.
Entre esos aliados se destaca una pendenciera concejal, que fue socia de Ospina al inicio del su gobierno, que solo comenzó a atacarlo cuando la imagen del entonces alcalde se desplomó y que tiene la pretensión de llegar a la Alcaldía. Otro es un locuaz abogado que destila bilis en las redes en contra del gobierno de Eder y que también sueña con la Alcaldía.
Lo preocupante más que este “golpe blando” que la izquierda intenta darle a Eder, con movimiento de revocatoria incluido, es la pasividad de los miles de caleños que votaron por Eder frente a esta agresión.
Muy pocos han sido los que han salido en las redes a responderle los infundios que el combo mamerto lanza. Eso explique la caída en la aceptación de Eder.
Lo que se requiere es una masiva movilización de los caleños que creen en el alcalde para mostrar lo que está haciendo este gobierno. No solo en las redes sino en la calle misma. Así como convocan marchas contra Petro, que convoquen marchas a favor de Eder.
A este alcalde hay que dejarlo trabajar. Si es un buen mandatario solo se sabrá al final de su gestión. Lo que sí es claro es que un tipo honrado, que ama a Cali y sabe a dónde quiere llevarla y está trabajando incansablemente. Esas son razones suficientes para, al menos, darle un compás de espera.
Si los caleños permitimos que se salga con la suya el combo petrista que instiga el “golpe blando” contra Eder, con objetivos meramente políticos, la que perderá será la ciudad, que seguirá sumida en la situación calamitosa a la que lo llevó Jorge Iván Ospina.
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