ya supera la rentabilidad del S&P 500

ya supera la rentabilidad del S&P 500

El oro sigue batiendo récords. Por primera vez, un lingote (12,4 kilogramos) vale más de un millón de dólares. Este salto en su valor refleja el impacto de varios factores económicos clave que han impulsado su precio a más de 2.500 dólares por onza. Hasta la fecha en 2024, el oro ha subido un 23%, superando el rendimiento del S&P 500, que registra un incremento entorno al 17%.

Las expectativas de recortes en los tipos de interés, la debilidad del dólar, la demanda persistente de los bancos centrales y la incertidumbre global han acelerado este ascenso. Aunque el oro no genera ingresos directos, su capacidad para preservar valor en tiempos de incertidumbre lo ha convertido en rey de las inversiones para muchos inversores.

¿Qué ha impulsado al oro a superar al S&P 500?

El aumento del 23% en el precio del oro este año se explica, en parte, por las grandes compras realizadas por los bancos centrales. Solo en 2023, estas instituciones adquirieron más de 1.000 toneladas de oro, marcando un récord histórico. En los últimos cinco años, los bancos centrales han absorbido cerca del 10% de la producción mundial, una tendencia que ha continuado en 2024. China ha liderado estas adquisiciones, lo que refleja un esfuerzo por diversificar sus reservas y reducir la dependencia del dólar estadounidense.


Jensen Huang, CEO de Nvidia, y Colette Kress, CFO de la compañía.

La debilidad del dólar ha sido otro factor determinante. El Dollar Index, que mide la fortaleza del dólar frente a otras monedas, ha caído a cerca de los mínimos del año, situándose en torno a 101 puntos. Esta caída ha hecho que el oro sea más accesible para los compradores internacionales, aumentando su demanda.

Además, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años de Estados Unidos han caído 25 puntos básicos en el último mes, reduciendo el atractivo de los activos de renta fija y desviando la atención hacia el oro.

El oro iguala en rentabilidad al S&P 500 en los últimos cinco años

El rendimiento del oro y el S&P 500 en los últimos cinco años ofrecen una interesante perspectiva sobre la dinámica entre un activo tradicionalmente defensivo y un índice bursátil tan emblemático.

En el último lustro, el S&P 500 ha registrado un crecimiento del 103%, impulsado principalmente por el auge de las grandes tecnológicas en un entorno de tipos de interés históricamente bajo. Este rendimiento ha sido excepcional, particularmente considerando la volatilidad de los mercados durante la pandemia de COVID-19 y los retos económicos globales. Sin embargo, el oro ha demostrado ser un contendiente sólido, con un aumento del 95%: desde los 1.298 dólares por onza en 2019 hasta los 2.542 actuales.


Donald Trump

El desempeño del oro en comparación con el S&P 500 es relevante no solo por la diferencia en sus rendimientos, sino también por lo que representa cada activo. Mientras que el S&P 500 se beneficia de la innovación y el crecimiento económico, el oro actúa como un refugio seguro en tiempos de crisis.

Durante los picos de volatilidad, como la recesión pandémica, el oro proporcionó seguridad y estabilidad, atrayendo a inversores que buscaban proteger su capital frente a la caída de los mercados bursátiles.

Otra dimensión clave es el rendimiento ajustado al riesgo. Según el los ratios Sharpe, que miden el rendimiento en relación con la volatilidad, el oro ha superado al S&P 500 a largo plazo, con una relación de 0,48 frente a 0,45 para las acciones. Esto sugiere que, a pesar de su menor crecimiento absoluto, el oro ha ofrecido una mejor relación riesgo-rendimiento en las últimas dos décadas.

El futuro del oro parece bien respaldado por ahora. La debilidad del dólar y la reducción de los rendimientos de los bonos del Tesoro, crean un entorno favorable para el metal. Los recientes datos económicos en Estados Unidos, como la revisión a la baja de las cifras de empleo, han aumentado las expectativas de un recorte de al menos 25 puntos básicos en los tipos de interés por la Fed en septiembre.

Además, la demanda sostenida de los bancos centrales, que han incrementado sus reservas de oro un 19% desde 2004, sugiere que el metal precioso mantendrá su atractivo como refugio seguro en los próximos meses.

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