El nuevo programa de Callejeros puso el foco en la prostitución en España. Con Fanny Boehm al frente, el equipo recorrió diferentes puntos del país y llegó al polígono de Marconi, en Madrid, uno de los lugares donde esta realidad se muestra con más crudeza.
Allí, una prostituta decidió hablar ante las cámaras y compartir su historia. Sentada en un bordillo, respondió con honestidad cuando la periodista le preguntó qué hacía con el dinero que ganaba: «¡Comprar droga!». Sin dudar, añadió: «Es la rutina de nosotras. Trabajamos para fumar. Terminamos el cliente y vamos directamente a comprar droga«.
Su relato fue tan directo como doloroso. «¡Vivo aquí! Imagínate… Hasta que me dé sueño, que es cuando me voy a dormir y ya está», explicó. También confesó que su vida cambió por completo tras una tragedia personal: «Empecé en fumar y coger la calle desde que mi marido se murió. Bueno, le mataron, mejor dicho. Fue hace tres o cuatro años».
Entre la heroína y la base, aseguró que todo lo que gana se lo gasta en consumir. «Trabajamos para eso, para droga. Porque, a veces, nos quedamos hasta sin comer. Preferimos fumar antes que comer. Es la verdad», reconoció, dejando ver el círculo sin salida que la mantiene atrapada.
Antes de despedirse, compartió cuánto cobra por sus servicios: «Yo cobro por mamada 10 y por completo 20. Mínimo saco 100 euros en un día«. Un testimonio que deja al descubierto una realidad invisible, donde la supervivencia y la adicción van de la mano
