Las proyecciones para los primeros meses del año son igualmente desalentadoras. Se anticipa que enero y febrero serán meses secos, lo que podría llevar a una nueva caída en los niveles de los embalses.
Esto es especialmente crítico dado que la falta de lluvias puede agravar aún más la situación y acercar a la ciudad al temido «día cero», cuando las reservas podrían ser insuficientes para abastecer a la población.
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¿Qué impacto tienen las lluvias en el nivel de los embalses del Sistema Chingaza?
Durante el año 2024, el fenómeno de El Niño afectó negativamente las precipitaciones, resultando en niveles de agua por debajo de lo esperado.
A pesar de las lluvias que se registraron en ciertos periodos, como en septiembre y noviembre, donde se observó una leve recuperación, los niveles de los embalses todavía se mantenían críticos a finales del año.
En particular, el embalse de Chuza ha mostrado un comportamiento fluctuante, alcanzando un máximo del 44,9 % en medio de las lluvias, pero luego descendiendo nuevamente a niveles alarmantes.
A medida que avanza 2025, las proyecciones indican que podría ser uno de los años más secos para la región, lo que plantea un desafío adicional para la gestión del agua en Bogotá. Aunque ha habido mejoras temporales gracias a las lluvias recientes, aún se está lejos de alcanzar las metas de almacenamiento necesarias para garantizar un suministro adecuado. Por lo tanto, es fundamental mantener un monitoreo constante y adoptar medidas proactivas para enfrentar esta crisis hídrica.

