El CNE intenta frenar la unidad del Pacto Histórico tras su éxito en la consulta del 26 de octubre. Aun así, Iván Cepeda surge como un candidato fuerte
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El extraordinario éxito del Pacto Histórico en la consulta del 26 de octubre nos hace pensar que el próximo cuatrienio estará presidido por Iván Cepeda y que a su gobierno podría seguir el de Carolina Corcho.
Claro, estamos pensando con el deseo, sin que podamos aún cantar victoria. El camino que viene es largo y está sometido a la incertidumbre propia de todo evento electoral, a lo cual debe agregarse la actitud obstruccionista del CNE, así como los errores, imprevisiones y deficiencias del partido mismo, de los cuales habrá momentos más propicios para hablar después.
Por ahora, refirámonos al propósito del CNE de torpedear el ánimo unitario de los cinco partidos que conforman el Pacto. Interesados en fusionarse para crear un partido único capaz de canalizar las energías ciudadanas hacia un proyecto de profundas transformaciones sociales, el organismo ha puesto numerosos obstáculos para impedirlo, como negarle la personería jurídica a la Colombia Humana por no haber reunido a las dos terceras partes de sus afiliados para aprobar su disolución y fusión con los otros cuatro.
Cumplir con tal requisito, lamentablemente dispuesto en los estatutos del partido, demandaría reunir en asamblea a más de 70.000 afiliados. Ojalá los 2,7 millones de colombianos que acudieron a la consulta fueran vistos por el organismo como un verdadero plebiscito de respaldo a este propósito unitario, y lo motivaran a dejar de lado sus formalismos santanderistas.
Otro aspecto en el que se nota el propósito obstructor del CNE es en el carácter interpartidista que quiere darle a la pasada consulta, cuando lo que realmente interesa a quienes participaron es que la izquierda y la centroizquierda lleguen a las elecciones del 31 de mayo con un candidato único, capaz de enfrentar con éxito a los candidatos de la derecha.
Ese candidato puede ser escogido libremente en la consulta del 8 de marzo, esa sí interpartidista, si se logra que el CNE abandone sus interferencias. Pero para ello se requiere que las movilizaciones ciudadanas a que den lugar las nuevas elecciones sean, por su magnitud, la más viva expresión del constituyente primario, al cual este organismo le debe total acatamiento.
Logrado lo anterior, lo que se avizora es que Iván Cepeda sea el candidato único del progresismo y seguro ganador de las elecciones de 2026. Si así ocurre, lo que seguirá será prepararnos para tener en Carolina Corcho a la primera presidenta de Colombia. Solo con personajes con las calidades de estos dos podemos esperar que las transformaciones iniciadas por Gustavo Petro sigan por buen camino.
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