La Unión Europea ha decidido retirar el bourbon americano de la lista de productos estadounidenses a los que aplicará aranceles como respuesta a los gravámenes impuestos por Washington para el acero y el aluminio europeos. Mientras productos como el maíz dulce, el arroz, los cigarrillos o ciertos muebles sí tendrán que afrontar, previsiblemente, recargos de hasta el 25%, el emblemático whisky de Kentucky se salva in extremis gracias a las amenazas más recientes de Trump.El presidente estadounidense había advertido de que si el bourbon era incluido en el paquete de las represalias europeas, Estados Unidos respondería con un aumento arancelario del 200% sobre el vino, el champagne y otras bebidas alcohólicas europeas, golpeando de lleno a exportadores clave como Francia. La advertencia surtió efecto: París lideró la presión diplomática para eliminar el bourbon de la lista y Bruselas, en un gesto de prudencia y más bien cálculo, decidió finalmente ceder.La decisión fue comunicada a los Estados miembros este pasado lunes a través de una propuesta del comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, tras una intensa reunión en Luxemburgo. Según el documento, el bourbon debía ser «eliminado» del documento original que había circulado en borradores anteriores. Así, la lista revisada fue votada formalmente este miércoles 9 de abril, sin pertenecer a ella dicha bebida.
Aranceles sí, pero escalonados y con mucho cuidado
La retirada del bourbon no significa que la UE abandone masivamente su respuesta a la política comercial agresiva de Trump. El bloque anunció que aplicaría aranceles de hasta el 25% a una amplia gama de productos estadounidenses en varias fases a lo largo de 2025. Esta estrategia escalonada buscaba dejar abierta una puerta al diálogo mientras se muestra firmeza ante la renovada ofensiva arancelaria.
Donald Trump anunciando el porcentaje de aranceles que impondrá a cada país | EFESe anunció que la primera oleada de aranceles arrancase el próximo 15 de abril, incluyendo productos como cigarrillos, arroz, maíz dulce, aceites esenciales, vidrios ópticos, muebles y calzado. Estos artículos, muchos de los cuales ya fueron objeto de medidas similares durante la guerra comercial de 2018, verían así reactivados los recargos que habían quedado suspendidos con Joe Biden.La segunda fase, prevista para el 16 de mayo, abarcaría una nueva lista de productos: minerales, concentrados de cobre, componentes para la construcción de ingeniería civil, gallinas ponedoras, carne de ave o café. Finalmente, una tercera fase, que entraría en vigor en diciembre, incluiría contingentes de soja y almendras.En total, la Comisión Europea estimó que las medidas afectarían a productos por un valor de hasta 8.000 millones de euros en la primera etapa y hasta 18.000 millones en la segunda, aunque optó por no llegar al tope de 26.000 millones inicialmente previsto para evitar una escalada aún mayor por parte de Donald Trump.
Una decisión que huele a champagne
El papel de Francia en este cambio de rumbo en el horizonte de la Unión Europea ha sido crucial. Como primer exportador europeo de vinos y champagnes, París temía que una represalia estadounidense afectara de manera devastadora a su sector vinícola. El propio Trump había mencionado explícitamente el champagne francés en sus amenazas, elevando la presión al máximo sobre el Elíseo para actuar.Bruselas, consciente de que el coste económico y político de una guerra comercial a gran escala sería inasumible en estos momentos de fragilidad económica global, optó por escuchar las demandas de los Estados miembros algo más expuestos y sacrificar la inclusión del bourbon como daño colateral. «Hay que saber cuándo apretar y cuándo negociar», reconoció una fuente diplomática europea. «El vino europeo es demasiado importante como para arriesgarlo jugadas precipitadas».
El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, en una rueda de prensa en Bruselas | EUROPA PRESSPese a aplazar otros aranceles durane tres meses y de la concesión de Bruselas, el presidente Trump ha dejado claro que no tiene intención de retirar los aranceles al acero y al aluminio europeos, ni de ofrecer un alivio generalizado a otras regiones. “No lo estamos considerando. Tenemos muchos países que vienen a negociar acuerdos con nosotros. Serán acuerdos justos. Y en algunos casos pagarán aranceles sustanciales”, afirmó el mandatario americano.Kentucky, cuna del bourbon, es un estado políticamente relevante en la estrategia electoral de Donald Trump. Además, el whisky americano ha sido utilizado por la Casa Blanca como un emblema de la cultura y la industria estadounidenses, lo que explicaría la virulencia de la reacción a su posible inclusión en la lista europea.Por el momento, los amantes del bourbon en Europa pueden respirar tranquilos: seguirán disfrutando de su whisky favorito sin pagar un sobrecoste astronómico. Sin embargo, la tregua es frágil y los próximos movimientos determinarán si el brindis con bourbon será por la paz o simplemente una pausa antes de la próxima batalla.