la pelea por la millonaria herencia de Víctor Carranza que lleva 12 años

la pelea por la millonaria herencia de Víctor Carranza que lleva 12 años

En Boyacá, la tierra de las mejores esmeraldas del mundo, el nombre de Víctor Carranza sigue resonando a pesar que ya completa 12 años de muerto. La sombra del zar está presente no solo en este departamento sino en muchos otros donde no solo dejó parte de su historia sino haciendas, lotes y empresas que aún están en disputa.

La vida de Víctor Carranza estuvo marcada por brillo exitoso de la extracción y comercialización de gemas que salían por grandes cantidades de las minas que eran de su propiedad y al mismo tiempo por la oscuridad de la guerra que desataron los esmeralderos, principalmente en Boyacá, por apropiarse de las minas de sus rivales, lo que lo llevó a aliarse con narcos y paramilitares. Pero también mantuvo relaciones por encima de la mesa con muchos líderes políticos, especialmente dentro del Partido Conservador.

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Carranza dejó tras de sí una fortuna incalculable, dispersa en una telaraña de muchas sociedades, pero también una estela de peleas que, como las vetas de las minas, tienen ramificaciones en todas las direcciones.

El esmeraldero nacido en Guateque, en el sur de Boyacá, ascendió desde la pobreza hasta convertirse en el comerciante número uno de esmeraldas del país. Su imperio, forjado en las entrañas de la tierra, no solo se quedó en decenas de minas. El llamado zar de las esmeraldas, fallecido de un penoso cáncer en 2013, supo invertir la mayor parte de su dinero en vastas extensiones de tierra y propiedades que, al momento de su muerte, se llegaron a valorar en más de 500 mil millones de pesos.

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Más allá de las cifras y los bienes materiales que cosechó a lo largo de su vida, la herencia más compleja que pudo haber dejado Víctor Carranza, fueron las rencillas familiares a las que no pudo darle solución en vida: una viuda, Blanca Carranza y sus cuatro hijos y otras cuatro hijas, cada una de una mujer distinta. La pelea empezó con su muerte, es decir hace 12 años, por la multimillonaria herencia del zar de las esmeraldas Víctor Carranza.

Las minas en Cuscúes donde Carranza inició su fortuna las logró vender antes de que la enfermedad se lo llevara. Quedaron en manos del sirio-norteamericano Jamal Daniel quien ha consolidado el negocio hasta convertirlo en una gran multinacional de las gemas lejos de la guerra verde que tanta muerte sembró en Boyacá y en ese camino, con una meta empresarial y dereputación nombró como el presidente de Crest Investment Company a Esteban Santos, el hijo menor del ex Presidente Juan Manuel Santos, quien maneja la compañía desde Estados Unidos.

El final de la vida de Carranza desató una tormenta legal entre sus herederos. Un par de meses después del entierro de zar, y aún vestida de negro, María Blanca Carranza, la prima hermana que se convirtió en su esposa, junto con sus hijos (Felipe, Luz Mery y Hollman- q.e.p.d) iniciaron un proceso de sucesión que, según las cuatro hijas extramatrimoniales (Ginna, Catalina, Vivian y Sandra), fue llevado a cabo de manera ilegal y a escondidas. Cuando ellas se dieron cuenta, decenas y decenas de bienes de su papá habían pasado de Blanca Carranza a sus hijos.

La pelea por la herencia no se limitó solamente a desacuerdos económicos. Las cuatro hijas extramatrimoniales, que desde siempre han actuado en concordancia y unidas, acusaron a María Blanca Carranza y a sus tres hijos de ocultar propiedades y de inflar el valor de otras  tantas con el único objetivo de disminuir su participación en la herencia.

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Aunque en 2018 se lograron repartir al menos 15 bienes, entre los ocho hijos de Carranza, entre los que había fincas, un par de hoteles y lotes, Blanca Carranza y sus hijos intentaron ocultar al menos cinco empresas que cada una tiene a su vez varios bienes más, que son: Hotel del Llano, ganadería Brisas de Agualinda, Calizas del Llano y Hotel Lord Pierre en San Andrés.

El Hotel Lord Pierre es uno de los más reconocidos de San Andrés Isla, es uno de los bienes que están en litigio y que ahora, según los fallos, le pertenecen a las hijas naturales de Víctor Carranza.

Las maniobras para ocultar la mayoría de bienes que Víctor Carranza amasó durante 60 años de extraer y comerciar con esmeraldas fueron descubiertas por las cuatro hijas ilegítimas hace unos ocho años. Desde ese momento empezó otra lucha. Desenterrar la verdad, encontrar las ventas ficticias y los bienes ocultos ha sido una pelea no solo contra los Carranza Carranza sino contra el mismo sistema. Las demoras y trabas también han llegado por parte de los despachos judiciales.

Las demandas iniciales contra la herencia perdida se radicaron en el juzgado 51 civil de Bogotá. Después de cuatro años los fallos empezaron a ser favorables con las hijas ilegítimas. La justicia confirmó que María Blanca Carranza de Carranza y sus hijos habían realizado cesiones y fideicomisos civiles para sustraer muchos de los bienes que hacían parte de la herencia Carranza.

El fallo de primera instancia que fue emitido el 28 de junio de 2021 y el de segunda, emitido el 26 de julio de 2022, ordenaron devolver a las cuatro hijas por fuera del matrimonio las cinco empresas, así como los bienes que las conforman. Todos estos bienes, según la ley –que no se ha hecho cumplir– les pertenecen única y exclusivamente a las hijas extramatrimoniales. El haber intentado ocultarlos y hacerlos desaparecer con ventas ficticias y otras artimañas les hizo perder el derecho sobre ellos a la viuda Carranza y a sus hijos. Aunque la justicia ya falló pero junto a su abogado, Tulio Sarmiento, le han puesto trabas al proceso y los bienes siguen en su poder.

El otro problema de la herencia de Víctor Carranza

En los casi 10 años de disputas legales, los bienes de Víctor Carranza han enfrentado su propio destino. Algunas de las empresas, como la ganadería Brisas de Agualinda, que alguna vez fue orgullo del ‘zar de las esmeraldas’ y del Llano en sí, está en quiebra, como resultado de los malos manejos además de los desacuerdos entre los herederos.

La empresa Calizas del Llano, que está gerenciada por nietos de Carranza es una de las compañías que deberán pasar a manos de Ginna, Sandra, Catalina y Vivían, las otras hijas del zar.

Algunas de las empresas que fundó hace ya varias décadas Víctor Carranza están en poder de la Superintendencia dentro de la Ley de insolvencia. La Super, dicen las hijas de Carranza, tampoco ha mostrado intención de entregarles los bienes, con lo cual por el momento es un triunfo sobre el papel.

Las vastas tierras, que en otro tiempo simbolizaron el poder y la influencia del gran zar de las esmeraldas, principalmente en el Llano, se convirtieron en testigos silenciosos de una familia dividida por el resentimiento, algo que el esmeraldo quiso evitar, pero no logró. y hoy, en medio de la opulencia y el lujo, los herederos de Víctor Carranza enfrentan la realidad de que incluso la fortuna más grande se convierte en una carga insostenible.

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