La IA desconcierta al periodismo en Italia

La IA desconcierta al periodismo en Italia

Esto no es un artículo publicado con Inteligencia Artificial ni escrito por expertos en ‘data science’, aunque bien lo podría parecer. No hay algoritmos pero, si continúan leyendo, es probable que despunten. Todo es revisable, incluso la realidad. “Gracias por el interés, pero si hay oportunidad hablamos cuando el proyecto concluya”, responde Nicola Contarini, uno de los reporteros encargados de llevar a cabo el experimento de Il Foglio (diario liberal y conservador fundado en 1996), quien durante un mes —de martes a viernes— reparte gratuitamente con el rotativo tradicional y estándar uno enteramente realizado con la versión avanzada —no la gratuita— de ChatGPT Pro.

Aunque en fase de tanteo o ensayo, la praxis es esta: los periodistas hacen las preguntas y la IA da las respuestas, aunque posteriormente las supervisan seres humanos. Un intento matriz de transportar nuevas tecnologías comunicativas del estado gaseoso al sólido, de la tierra al universo, de la verdad a la posverdad. “Sí, hay errores, inexactitudes, problemas con las fuentes. Queremos plantear una pregunta existencial: ¿Se puede hacer un periódico sin periodistas? Probablemente, sí, durante algunas semanas, pero después vemos que la profundización de la noticia solo es posible con la mediación del hombre”, aclara a Vozpópuli Matteo Matzuzzi, pluma vaticanista del innovador diario.

Este jueves 3 de abril, el día siguiente al del anuncio de los aranceles de Trump, el diario amanecía con cuatro revolucionarias páginas llenas de interesantes noticias dignas de un análisis reflexivo, auque todas ellas firmadas así: «Texto realizado con IA».

La pieza de apertura era tan inquietante y perturbadora que asustaba por asfixiante y quizás necesaria. El titular rezaba ‘Un discurso histórico, un acto de acusación y un catálogo de ideas progresistas. Hemos escuchado las 25 horas de Cory Booker (así no tenéis que hacerlo vosotros)’. Efectivamente, el senador demócrata por Nueva Jersey tomó la palabra el lunes por la noche y se mantuvo más de un día hablando en el Senado… Hasta que se marchó cojeando del pleno. En un asfixiante acto de determinación, pues, estableció el discurso más largo de la historia para enseñar las uñas democráticas a las acciones de The Donald. 

No había dudas. Fue la IA quien digirió y reelaboró de forma exprés el acto de filibusterismo reciente celebrado en el Congreso americano. Un hito que ha generado revuelo y dudas morales más allá de la propia realpolitik radicada detrás del maratoniano senador. Lógicamente, también para el oficio periodístico. ¿En qué medida pueden operar juntos el hombre y la máquina sin que el mundo implosione? ¿Acertaba Kubrick en Odisea en el espacio? ¿El riesgo es que el ordenador termine engullendo al mono tratando de imitarlo? ¿La evolución trae progreso? ¿Dónde está el límite?

El indicio de una posible respuesta a todas estas cuestiones podría estar escondida en el editorial de ese 3 de abril, dos días después del pesce d’aprile, equivalente de los santos inocentes en el país de la bota. En página tres aparecían cuatro columnas con el encabezado ‘La máquina de la verdad’, que vertebraba esto: “No es solo un juego de prestigio ni una carrera de eficiencia. Es una de las reflexiones más profundas de nuestro tiempo. ¿Puede la IA ayudar a salvar el periodismo sin traicionarlo?… Del Financial Times a Noruega, de Le Monde a Seúl, aquí un elenco del uso de estas plataformas en los periódicos. Sí, entre algoritmos que leen balances y cuentas a chatbot para lectores”. Al final, un robot artificioso hablando de sí mismo y sus acciones, tras barajar con celeridad material escrito por personas. Terrible y fascinante a la vez. Un dispositivo que respira y ¿piensa? … Una vida a través de un trampantojo. 

Scoop de L’Espresso

La crisis existencial en estas lides ya ha comenzado. Lo corrobora la densa semana en el belpaese, que se cerró con un atiborramiento de términos como inteligencia computacional, IA sub simbólica-inductiva, sistema de conexiones basado en datos empíricos, modificaciones interactivas o Deep Learning. Un submundo ya salido a flote, sobre todo cuando el pasado viernes el semanario de política, cultura y economía -L’Espresso- destapó que el libro que lleva meses dando la vuelta al mundo en realidad es una auténtica mentira bella con asteriscos y callejones oscuros. Porque la obra de Jianwei Xun -Hipnocracia (editorial Tlon)- no ha sido escrita por este filósofo de Hong Kong que en realidad no existe. Más bien es resultado de una co-creación parida del editor y estudioso Andrea Colamedici y la Inteligencia Artificial. Todo un experimento científico que se ha convertido en una polémica literaria. 

El trasfondo argumental de todo es quién controla el mundo -y cómo lo hace- en esta era digital-numérica en ebullición. Lo explica perfectamente en la revista Sabina Minardi, redactora-jefa de cultura y autora de la exclusiva. “No me cuadraba la escritura de la obra. Pedí hablar con su editor. Provocaba en mí precisamente eso, una hipnosis. Era una reiteración excesiva de ideas y frases. Me hallaba como envuelta en un sueño guiado que me ponía, sin embargo, en estado de alerta. Creo que el poder digital se neutraliza con consciencia. Sí, Xun no existe. Su libro nace de un experimento sobre la construcción de la realidad en época virtual. Analiza con proto ejemplos los mecanismos de manipulación perceptiva contemporánea”, relata. “El texto es una demostración práctica de los mecanismos que analiza”, y que el propio ensayista, filósofo IA y editor italiano -Andrea Colamedici- le confiesa durante la conversación publicada en el magazine bajo la premisa de “en el nuevo capitalismo ya no es necesario poseer las fábricas, sino la mente”. No existen los enemigos, sino aliados operando en connivencia.

“Con el libro quería crear un ecosistema narrativo que permitiera a las personas poner a prueba conceptos que estaban leyendo… Hoy es posible inventar nuevos modos de filosofía mediante la co-creación junto a la inteligencia artificial. Todo comenzó cuando leí un análisis de Nadia Urbinati en el diario Domani, y en él decía que Trump estaba catalizando algo nuevo, sin nombre aún. Lo razoné, junto a la plataforma Claude. He construido la palabra y un proyecto articular. Otro lo hice en ChatGPT. Entonces los puse a dialogar ambos”, reconoce el hoy enseñante de Prompt Thinking en el Instituto Europeo de diseño, en Roma. Ha sido él, precisamente, quien ha cargado también en las computadoras textos de Hegel, Marx o Borges… Contenidos y reflexiones del sociólogo Jean Baudrillard o el cineasta Guy Debord. En definitiva, al gazpacho algorítmico le ha dotado de marco, contexto, ecosistema y circunstancia. 

Un decorado magnífico para volver al cableado e inmaterial sendero inicial. Sí, el presentar a Trump y Musk como los principales gurús del rito, del mantra. Esto escribe Xun. “Por una parte el presidente vacía el lenguaje repitiendo palabras hasta el infinito. No tienen sentido, pero están cargadas de poder hipnótico. Por otro lado, Musk inunda nuestra imaginación con promesas utópicas destinadas a materializarse. Lleva las mentes a trances perennes y anticipaciones obsesivas. Moldean los deseos; colonizan el subconsciente”. Él, un no ser literario, se erige en el agitador que quiere salvar almas socavadas. Sacarlas del dolor provocándoselo. Extraerlas de la Edad Media comprándoles casa en Marte.

Crisis en el sector

No es fácil entender este cubo de Rubik en medio de tanto ruido y con las costuras deshilachadas en una profesión que languidece. Los experimentos de Il Foglio, el no libro escrito por una identidad ficticia… Como dice Colamedici, quien incluso llegó a crear la imagen de Xun con el método Consistent Character, “su objetivo no ha sido mostrar la debilidad del periodismo, aunque es cierto que la fragilidad de la información se ha hecho notar enseguida. Lo que sí me gustaría, ahora que inteligencias humanas y artificiales trabajan juntas, es que surja una reflexión pública para tratar riesgos y oportunidades de estas co-creaciones. Pensemos bien en si nos sentimos traicionados por haber creído en uno de carne y hueso o, sin embargo, todo resulta un gran entusiasmo”. 

Quizás, una vez comience a metabolizarse el asunto, quepan todas las emociones mencionadas juntas, aunque parezcan diametralmente opuestas. Es probable, como dice él, que la confusión-insatisfacción reinante en el mundo haya llevado a esta nueva dimensión, llena de conceptos ricos y penetrantes. Quizás todo esto también se debatió cuando se inventó el cuchillo o la rueda, en muchos casos objetos utilizados de manera desacertada. También hoy.

Con las cartas descubiertas ya, la pregunta es más profunda aún. ¿Qué es equivocado o acertado? Nadie sabe si esto que se lee lo ha escrito la IA, y en el fondo tampoco es demasiado importante. Piensen que hay un tipo que se ha pasado 25 horas y cinco minutos seguidos hablando para construir una catedral oral de progresismo americano, y que otro -artificial e italiano- lo escuchó y procesó sin esfuerzo alguno para ti, que estabas ocupado con Netflix, Instagram o simplemente dormías. Pasolini, en una de sus certeras profecías soltó esto: “La tentación de acabar con el poder es que después quiere ocuparse”. No le falta razón. 

Fuente