Inaugurado en 1948, dentro de sus paredes la familia Cano dirigió el prestigioso diario hasta 1963. Hoy cuenta con oficinas, apartamentos y el reconocido restaurante
La Avenida Jiménez marcó un antes y un después en la historia de Bogotá, no solo porque posibilitó el crecimiento de la ciudad, sino porque le dio la bienvenida a la modernidad en el centro histórico. Sobre sus andenes, edificios que hoy son considerados íconos de este sector fueron levantados, siendo el Edificio Monserrate uno de los más importantes. Su historia inició con una prestante familia de periodistas: los Cano, dueños de El Espectador, y se ha extendido hasta el día de hoy, más de 70 años después, como una famosa propiedad horizontal.
Avenida Jiménez Carrera cuarta, a la derecha el edificio Monserrate sede del diario el Espectador… Bogotà año 1954. pic.twitter.com/KktldRLIb8— Historia Fotográfica de Bogotá y Colombia (@HistoriaFotBog) January 16, 2020
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La Avenida Jiménez y la historia del Edificio Monserrate
Como se explicó en el párrafo anterior, la historia del Edificio Monserrate no habría iniciado sin la aparición de “La Jiménez”. Iniciando la década de 1930, uno de los ríos más famosos de Bogotá, el San Francisco, se había convertido en un verdadero problema para la administración de la ciudad, no solo porque impedía el desarrollo urbano de la capital, sino porque se había vuelto un foco de infección y enfermedades por su elevada contaminación. Así las cosas, el afluente de agua se empezó a canalizar, dándole vida a la moderna Avenida Jiménez de Quesada.
Canalización del río San Francisco en el centro de Bogotá. Foto: Archivo de Bogotá
Ya con la importante vía uniendo puntos clave del centro de Bogotá, grupos inversionistas vieron en el renovado sector una posibilidad de hacer empresa y, entonces, la familia Cano, famosa por ser dueña de El Espectador, decidió comprar los terrenos que colindaban con la carrera cuarta para construir una sede. Después de ser fundado en Medellín en 1887, el diario había acogido a Bogotá como una importante plaza para su labor, tras su llegada en 1915. Y con la desaparición del tabloide de la capital antioqueña en 1919, la ciudad se volvió su gran centro de operaciones, por lo que el Edificio Monserrate era más que necesario.
Fue en 1946 cuando la construcción del inmueble se inició. Gabriel Cano Villegas, director del periódico por ese entonces, contrató al arquitecto español Germán Tejero de la Torre para el diseño del inmueble, que se caracterizó por su fachada circular y su alargamiento curvado, siguiendo el perfil de la Avenida Jiménez. Dentro de los bocetos no solo se contemplaron las oficinas, su principal objetivo, sino que también se diseñó un apartamento que sirvió como hogar de la familia Cano. La empresa que levantó el edificio fue INGECON S.A., finalizando las obras en 1948.
Remoción de escombros en la Avenida Jiménez por el desbordamiento del río San Francisco y de fonfo el Edificio Monserrate. Foto: Archivo de Bogotá
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La sede liberal y la casa de Gabriel García Márquez
Desde que se inauguró, el Edificio Monserrate se convirtió en un emblema de la Avenida Jiménez, al ser uno de los primeros edificios que se levantaron en sus andenes. El Espectador inició operaciones casi de inmediato y, además de ser la sede del periódico, también funcionó como sede de otras compañías. Aun así, nunca dejó de ser el baluarte del diario liberal, siendo, incluso, uno de los blancos favoritos de las arremetidas conservadoras. Por ejemplo, en 1952, en una jornada de protestas, fue saqueado y parcialmente destruido, dejando al medio de comunicación casi que en la ruina.
Sin embargo, lejos de la violencia, dentro de sus paredes también se vivieron anécdotas dignas de recordar. En 1954, mientras estudiaba derecho, un joven de 19 años llegó a la redacción de El Espectador a probar suerte. Su nombre era Gabriel García Márquez y, para ese momento, nadie podía imaginar que se iba a convertir en uno de los escritores más importantes del país y en uno de los grandes promotores del realismo mágico, movimiento que lo llevó a ganar el nobel de Literatura en 1982. Dentro de las paredes del Monserrate inició haciendo notas editoriales y luego ascendió hasta “reportero raso”.
Gabriel García Márquez en la oficinas de El Espectador en el Edificio Monserrate. Foto: Archivo El Espectador
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Un icónico edificio con un famoso restaurante
El Edificio Monserrate fue sede de El Espectador hasta 1963, cuando los directivos decidieron venderlo como propiedad horizontal. En 1970 se hicieron las adecuaciones para que fuese reconocido como tal, siendo el arquitecto Armando Montaña Aranguren el encargado de los trabajos. La construcción pasó a tener entonces 135 oficinas, 4 locales comerciales y 1 apartamento, el mismo donde la familia Cano vivió mientras el inmueble funcionó como una gran sala de redacción.
Hoy, más de 75 años después de su construcción, el Monserrate sigue adornando la Avenida Jiménez y es catalogado como Patrimonio Material de Bogotá. Su uso continúa siendo de carácter residencial y comercial, y en su planta baja se ubica una de las sedes del reconocido restaurante Crepes & Waffles, local al que cientos de personas van a disfrutar de una buena comida, a celebrar fechas especiales o a tener una reunión de trabajo. ¿Será que tienen idea que lo están haciendo dentro de las mismas paredes donde se imprimía uno de los periódicos más importantes del país y donde estuvo el gran Gabo?
Apariencia actual del Edificio Monserrate con el Eje Ambiental diseñado por Rogelio Salmona. Foto: Leonel Cordero – Las2orillas
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