El mejor momento de la edición de Gran Hermano -o de su historia, según Marieta- tuvo lugar durante la noche del martes. Jorge Javier Vázquez anunció que Jorge y Javier entrarían a la casa con una falsa coartada, pero que sus compañeros lo sabrían porque los secretos se habían desvelado.
«Tendréis que seguirles el rollo«, les ordenaba el presentador a los concursantes. De esta forma, el dúo pensaba que nadie sabrían nada y armó la trama más jugosa de todas.
«Seremos hermanos por parte de padre, pero no nos conocemos porque soy argentino y he venido a reclamar ahora mi parte de la herencia«, explicaba Javier. Al entrar en la casa, primero Jorge y, más tarde, Javier (marido de Vanessa), hicieron su papel, como se puede ver en el vídeo:
El único fallo fue el pésimo acento argentino de Javier, que acababa todas las frases con ‘ché’, y que hizo que el resto de concursantes tuvieran que salir corriendo del salón para poder reírse, ya que no aguantaban. Maica fue la única que se metió en el papel: «Me sabe supermal».
Tanto fue el descaro de los concursantes, que Jorge Javier tuvo que llamarles la atención: «Nos estamos jugando una expulsión fulminante. Sé que ha sido complicado, pero debéis saber que no se deben dar cuenta«. Paralelamente, Jorge y Javier entraron al confesionario donde creían que habían sido actores dignos de un premio Óscar.
