Los espectadores han podido ver en los nueve años que First Dates lleva en emisión como los comensales utilizaban todas sus armas de seducción para conquistar a sus citas.
Pero la que utilizó Fabio este martes para que Carolina se enamorara de él nunca había sido vista antes en el programa de Cuatro, pero fue muy efectiva…
La almeriense fue la primera en llegar al restaurante del amor: «Pienso que soy totalmente especial y distinta, como mujer que soy no dependo de nadie, no voy con otras chicas al baño», comentó en su presentación.
Carlos Sobera quiso saber a qué se dedicaba: «Tengo cafeterías. Me he dedicado siempre a la hostelería, he trabajado como maitre ejecutiva en hoteles, pero en la pandemia cerraron el hotel y decidí montar una cafetería», explicó.
«En el amor no me puedo quejar, pero soy muy inestable porque me canso rápido. Me he casado tres veces«, admitió, sorprendiendo al presentador. «Llegaba a Pronovias y me decían: ¡Otra vez aquí!», añadió.
Sobera quiso saber qué contenía la cajita que había llevado la soltera y ella le sorprendió enseñándole un dulce erótico de los que hacía en sus cafeterías, un pene de chocolate.
«Carlos, son 16 centímetros… y es muy importante empezar lamiendo aquí, en lo rojo», explicó Carolina. «Lo vas a dejar impactado…», reconoció el vasco.
Su cita fue Fabián, aunque le gustaba que todo el mundo le llamara Fabio: «Soy una persona divertida, creativa y muy resolutiva, soy súper apañado. Y pasional para todo».
Tras conocerse en la barra del restaurante y bromear sobre sus procedencias, pasaron a la mesa para cenar, donde el cántabro le contó a qué se dedicaba.
«Trabajo en un barco de cocinero y estudiante en el ferry que hace la ruta Reino Unido–Francia. Pero me estoy preparando para ser Técnico Sanitario de Emergencias y trabajar en una ambulancia», comentó.
Cuando llegó el momento del postre, no eligieron uno de la carta del programa, sino que llevaron el que Carolina se había traído de sus cafeterías.
La soltera le explicó que se dedicaba a la repostería erótica: «Hago ‘cimborrios’ y ‘conchis’, así se llaman». Al dater le hizo mucha gracia y no tuvo problema en comerse el pene de chocolate que le había llevado la almeriense.
«Ya puedo decir que me he comido… soy consciente de que tiene la corrida por dentro», bromeó Fabio, que, sin querer hacerlo con ese gesto, conquistó a Carolina: «Igual otro hubiera dicho que eso no se lo comía, pero él sí», afirmó.
Al final, Fabio sí que quiso tener una segunda cita con Carolina porque «hace unos postres muy ricos». Ella, por su parte, también quiso volver a quedar con él: «Me he sentido muy cómoda y me ha parecido muy majo».
