“Hay algo que tienen en común todos los españoles que están en el extranjero, y es que cuando uno de esos 1.200.000 millones de compatriotas que están fuera quieren contactar con sus familiares o allegados tienen que marcar el prefijo +34. Es un prefijo que no tiene barreras autonómicas, ni políticas, un prefijo que nos engloba a todos. La idea nos la dio una mujer encarcelada en Bolivia, que usaba el poco dinero que le daba el consulado para llamar cada seis meses a su hijo. En ese momento nos dimos cuenta de lo que nos unía un simple prefijo, un simple número”, explica a Vozpópuli, el director de la Fundación +34, Javier Casado, experto en derechos humanos.
Un total del 63% de los delitos que cometen españoles que están en el extranjero están relacionados con el tráfico de drogas. Otros delitos comunes son los robos, asesinatos, abusos de menores o violaciones, en estos últimos casos, Fundación +34 no ofrece asesoramiento a los presos, si a sus familias. “Damos ayuda humanitaria a los presos españoles en el extranjero y les proporcionamos alimentos y recursos esenciales. En algunas cárceles esto es importante, como en las de América Latina, en donde es común que los familiares lleven comida a los presos para ayudarles a sobrevivir”, argumenta el experto.
Recientemente, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha expresado su agradecimiento al sultán de Omán «por su humanidad», tras soltar a la joven presa en el extranjero más joven, Fátima Ofkir, que con 18 años se dejó seducir por “dinero fácil” y “promesas vacías”.
“A los familiares les explicamos que lo primero que les van a pedir su allegado encarcelado es dinero, ya que muchas veces lo necesitaran para dormir en un colchón”, comenta Casado, que considera que en casos así existe una doble condena, la de la persona detenida y la de sus familias.
“En la inmensa mayoría de los casos, cuando un familiar nos llama, les explicamos lo que está ocurriendo y se quedan en shock, aunque sean ‘delitos de sangre’ siempre asesoramos a los familiares y cuando son los delitos más comunes, los relacionados con la droga, también viajamos a los países y nos reunimos con los presos”, explica Casado que ejemplifica con Perú, en donde las personas estan incomunicadas unos días y desde la Fundación tranquilizan a los familiares y explican que esto es un proceso normal.
Condiciones terribles
Las cárceles en algunos países son muy duras. Casado explica que la Fundación, además, cuenta con equipos médicos, jurídicos y de apoyo psicológico. En Lima, por ejemplo, tienen voluntarios españoles que visitan a los presos. “Les llevamos productos de higiene y todo lo necesario para mantenerse limpios, porque las condiciones de las cárceles son terribles”, añade Casado.
Además de en la Fundación, los presos deben siempre apoyarse en “organizaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que exijan que las condiciones de detención cumplan con estándares internacionales”, explica el abogado José Montero.
Asesoramiento
Por su parte, Casado afirma que están especializados en dar asesoramiento jurídico a quienes pasan por una condena en el extranjero, ejemplifica de nuevo con el caso de Perú en el que en el caso de un detenido por tráfico, ya saben lo que les espera, que te pillen con 10 kilos de droga conlleva una pena de 6 años y 8 meses.
“Una vez que la condena es firme, se puede solicitar el traslado a España para cumplir la pena allí. Ese es nuestro trabajo: desde que se produce la detención hasta que la policía nacional española va a buscar a la persona al país donde esté detenida para traerla a España”, añade el experto en derechos humanos
Un centro penitenciario en Marruecos
En cuanto a si un país es más o menos demócrata, Casado considera que las cárceles son un reflejo de las sociedades. “En algunos países del tercer mundo o en los que las condiciones y las rentas dejan mucho que desear, la situación de las prisiones es terrible, mientras que en Noruega, por ejemplo, tienen tele, baño propio, calefacción…”
Coincide con este discurso, el abogado Montero que afirma que cada país tiene leyes y regulaciones distintas sobre extradición, asistencia legal y condiciones penitenciarias y menciona que en “algunos lugares, los procedimientos son más garantistas, mientras que en otros pueden ser menos transparentes o más restrictivos para los acusados extranjeros”.
El apoyo de cónsules y voluntarios
Casado pone en valor el apoyo que reciben de los cónsules generales. “Puedo asegurar, después de haber viajado mucho, que España es el país con los mejores y más numerosos diplomáticos del mundo, y nosotros en concreto, contamos con una red impresionante de más 400 médicos, abogados, psicólogos y voluntarios con los que somos capaces de atender a nuestros compatriotas”.
Resalta también como los consulados y los diplomáticos ayudan siempre con temas administrativos, que en ocasiones son vitales para los presos y el respeto de sus derechos.
Los consulados también están involucrados en casos donde la justicia del país en cuestión retrasa procedimientos legales que afectan a los presos.
Casos extraordinarios
Casado explica que actualmente trabajan para mejorar la calidad de vida y facilitar la reinserción de los 1.053 presos españoles o en desamparo en el extranjero. Ya han atendido a 1383 familiares.
Por otro lado, explica que el país con más españoles encarcelados es Francia y esto se debe a que “se trata de un país lanzadera para los españoles que se la juegan a transportar droga, sobre todo hachís, desde el sur de España al norte de Europa”.
También es común que en países como Tailandia, haya personas encarceladas por quedarse más tiempo del permitido como turistas, lo cual está considerado como una violación a las leyes de inmigración. Si una persona supera el tiempo de estancia permitido y no abandona el país, puede ser detenida y enfrentarse a penas de prisión.
Asimismo, nombra el caso de los dos españoles de origen vasco encarcelados en Venezuela por supuesto espionaje y reconoce que han asesorado a los familiares sobre cómo son las condiciones de salubridad en la cárcel en la que se encuentran, la comida, los baños, pero que en estos casos “hay un silencio total”.
“En casos así entra más en juego la diplomacia de alto nivel. Son casos “distintos” y “extraordinarios” en los que es el Ministerio de Asuntos Exteriores el que toma las riendas.
La Fundación +34 se financia a través de sus propios recursos, apoyados principalmente por donaciones.