El separatismo carga contra el «españolismo» de Illa pero usa al PSC para avanzar en la «construcción nacional»

El separatismo carga contra el «españolismo» de Illa pero usa al PSC para avanzar en la «construcción nacional»

 

El secesionismo suele cargar el Parlament contra el supuesto españolismo del PSC. Se trata de un reproche histórico por parte de los partidos nacionalistas, que desde hace décadas despachan a los socialistas catalanes como una formación «sucursalista» por su pertenencia a un partido de ámbito nacional. Unas críticas que se han redoblado con el ascenso al poder de Salvador Illa, en cuyo primer debate de política general el pasado octubre fue acusado de «indefinición identitaria» y «entreguismo a España» por haber pronunciado unas palabras en castellano en un acto de Pedro Sánchez en Cataluña o haber colocado puntualmente «banderas impropias» en la Generalitat. Sin olvidar que Puigdemont ha tachado a la Generalitat de Illa como el «gobierno más españolista de la historia».

 

Estas recriminaciones alcanzaron su apogeo ayer durante la sesión de control al Govern. Por una parte, el presidente del grupo republicano en el Parlament, Josep María Jové, sacó de nuevo a colación la visita de Illa a una muestra de aceite de Jaén para acusarle de «desnacionalizar» Cataluña. Y citó más ejemplos como sus ruedas de prensa en Moncloa en lugar de en la delegación catalana en Madrid, su asistencia al Día de la Hispanidad en la misma ciudad o sus diversos encuentros con el rey Felipe VI. «Usted confunde normalizar con subordinar. Normalizar no es esconder los símbolos propios», resumió. Illa negó que tal confusión fuese cierta, manteniendo que tenía «claro que su obligación es defender Cataluña».

 

Su catalanidad, sin embargo, también fue puesta en solfa por el líder de Junts en el Parlament, Albert Batet, que le instó a desempeñar su papel de «presidente de los catalanes y no de franquiciado del PSOE». A este respecto, le acusó de haber «dimitido de la defensa de Cataluña», labor que ahora recaía, según él, en los neoconvergentes. Y explicó que, mientras que el ‘president’ había vuelto con las «manos vacías» de su viaje a Bruselas, Junts seguía arrancando concesiones en Madrid gracias a sus negociaciones con Sánchez. Ante estas acusaciones, Illa reconoció sentirse «dolido», y vindicó que a veces para conseguir un mismo objetivo es más «eficaz» trabajar con «discreción y sin hacer ruido».

La «esencial» gestión de la inmigración

En cualquier caso, las reconvenciones de Junts y ERC parecen destinadas a marcar perfil frente a un PSC que les está permitiendo avanzar como nunca antes en la llamada «construcción nacional»—ya sea pactando con los socialistas en Cataluña o con sus homólogos en Madrid—. Sin ir más lejos, el mismo Illa reveló ayer que el traspaso integral de la gestión de la inmigración a la Generalitat tendría lugar en breve, refrendando un anuncio que había lanzado una semana antes el secretario general de Junts, Jordi Turull. Una cesión capital para el secesionismo pues, tal y como avisó el director de Comunicación de los nacionalistas, Pere Martí Colom, dichas competencias son «esenciales para contruir la nación». Y es que los neoconvergentes pretender vincular los «derechos inclusivos» de los inmigrantes a su «conocimiento del catalán».Otro hito en este proceso de desconexión es el cupo catalán, pactado, en este caso, con Esquerra. El concierto, un proyecto largamente acariciado por el nacionalismo desde que Pujol accedió al poder, se cumplirá en los plazos previstos aunque para conseguirlo Illa «tenga que dejarse la piel», según prometió. Y ello pese al rechazo social que ha despertado la medida, que según la mayoría de expertos quiebra la «solidaridad» entre territorios y desmantela el sistema actual. Finalmente, en el plano lingüístico —un campo de batalla clave para el independentismo tras el fracaso del ‘procés’—, el PSC está desplegando una ambiciosa hoja de ruta trazada por los republicanos a cambio de la investidura. Ésta incluye extender la inmersión a los patios de los colegios, endurecer los requisitos en el ámbito sanitario y desobedecer los fallos del TC en caso de que fuese necesario.

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