El senador de las bermudas en la posesión de Trump será la voz de los inmigrantes en el Congreso

El senador de las bermudas en la posesión de Trump será la voz de los inmigrantes en el Congreso

Con títulos de Harvard y una maestría en Trabajo Social, John Fetterman, senador demócrata, demostró que el conocimiento no siempre viste de traje y corbata.

Washington D.C. registraba temperaturas cercanas a los -3 grados Celsius, lo que obligó a que la ceremonia de investidura presidencial de Donald Trump se realizara en el interior del Capitolio. Políticos, empresarios y líderes internacionales llenaban el salón, todos impecablemente vestidos con trajes oscuros y corbatas elegantes. Todos, excepto uno: John Fetterman, el senador por Pensilvania, quien decidió asistir al evento en bermudas grises y una sudadera con capucha negra. Si buscaba llamar la atención, lo logró.

El estilo de John Fetterman: una declaración de principios

Fetterman no es ajeno a las críticas por su estilo de vestir. Desde que asumió su cargo como senador, ha sido conocido por romper con las convenciones de la política tradicional. Mientras sus colegas desfilan en atuendos de alta costura, Fetterman prefiere ropa que podría pasar como la de cualquier obrero en un día libre. “Lo que importa no es el empaque, sino el contenido”, parece decir con cada atuendo. Y lo demostró al presentarse en la investidura presidencial con un estilo que gritaba “no soy como los demás”. Tampoco en la manera de hacer política, que mostró desde la financiación de la campaña a punta de miles de pequeñas donaciones.

Su mensaje político es claro: Fetterman quiere ser un reflejo de la clase trabajadora que representa. «No soy un senador para los ricos y poderosos; soy un senador para los olvidados y los marginados», ha declarado en múltiples ocasiones. Para él, las bermudas son tan auténticas como las botas llenas de barro de quien trabaja duro cada día.

Sin embargo, este gesto también generó controversia. Para algunos, fue una falta de respeto hacia el protocolo y la solemnidad del evento. Para otros, fue una muestra de autenticidad en un mundo lleno de artificios. “Cada loco con su tema”, dirían algunos.

Un código de vestimenta a medida

El estilo relajado de John Fetterman no solo ha causado revuelo en ceremonias presidenciales. En 2023, el Senado de los Estados Unidos se vio obligado a reinstaurar un código de vestimenta formal, conocido coloquialmente como “La Regla Fetterman”. La decisión se dio después de que el senador apareciera repetidamente en el pleno con bermudas y sudaderas, lo que incomodó a algunos de sus colegas.

Every County, Every Vote ❤️ pic.twitter.com/GbmTfbcpfe— John Fetterman (@JohnFetterman) November 9, 2022

Aunque inicialmente el senador Chuck Schumer había relajado las normas para permitir a Fetterman mantener su estilo, la reacción de otros senadores llevó a que se formalizara un reglamento. Desde entonces, John Fetterman ha cumplido con el código cuando está en el pleno, pero sigue siendo fiel a su estilo fuera de él, como lo demostró en la investidura de Trump. “Donde manda capitán, no manda marinero”, pero fuera del pleno, las reglas las pone él.

Temas y prioridades con Trump

A pesar de pertenecer a partidos opuestos, Fetterman y Trump han encontrado puntos de convergencia en ciertos temas clave. Ambos han discutido iniciativas para revitalizar las zonas industriales de Pensilvania, con un enfoque en generar empleos y apoyar a las comunidades afectadas por el cierre de fábricas. Fetterman también ha mostrado interés en colaborar en proyectos de infraestructura que beneficien a las áreas rurales del estado, buscando puentes en lugar de divisiones políticas.

Otro tema de trabajo conjunto ha sido el combate contra la adicción a los opioides. Ambos han expresado la necesidad de incrementar los fondos para programas de rehabilitación y apoyar a las familias afectadas. Aunque sus métodos puedan diferir, el objetivo común ha permitido una colaboración poco convencional que demuestra que, en política, “cuando el río suena, agua lleva”.

De las finanzas a la justicia social

Pero Fetterman es mucho más que un político con un guardarropa atípico. Su trayectoria educativa y profesional lo convierte en una figura fascinante. Graduado en Finanzas por el Albright College, comenzó su carrera en un camino convencional. Sin embargo, un evento personal lo llevó a replantearse sus prioridades: la muerte de un amigo cercano en un accidente automovilístico.

Este episodio lo inspiró a buscar una carrera que tuviera un impacto significativo en las comunidades marginadas. Estudió una maestría en Trabajo Social en la Universidad de Connecticut y más tarde una maestría en Políticas Públicas en la prestigiosa Escuela de Gobierno John F. Kennedy de Harvard. Como quien dice, “del dicho al hecho, hay mucho trecho”, pero Fetterman lo recorre.

Su transición a la política comenzó como alcalde de Braddock, un pequeño municipio en Pensilvania golpeado por el declive industrial. Allí, lideró esfuerzos para revitalizar la economía local, reducir la violencia armada y mejorar la calidad de vida de los residentes. Un trabajo donde “poner manos a la obra” fue literal.

Logros con la comunidad

Como alcalde y luego como senador, John Fetterman se ha centrado en abordar problemas concretos de las comunidades marginadas. Entre sus logros destacados está la creación de programas de capacitación laboral para desempleados y la transformación de espacios abandonados en centros comunitarios. Además, ha impulsado leyes que buscan hacer más accesibles los servicios de salud mental, un tema que considera prioritario.

En Pensilvania, su lucha por la justicia social incluye iniciativas para garantizar salarios justos y expandir la vivienda asequible. John Fetterman también ha liderado esfuerzos para legalizar la marihuana, argumentando que es una vía para reducir las desigualdades judiciales y generar ingresos fiscales. Como dice el dicho, “no solo de pan vive el hombre”, y Fetterman busca cubrir múltiples frentes.

Un demócrata poco convencional

A pesar de ser miembro del Partido Demócrata, John Fetterman no encaja perfectamente en las etiquetas políticas tradicionales. Durante su carrera en el Senado, ha mostrado disposición para trabajar con figuras de diferentes ideologías, incluyendo al propio Donald Trump. Su encuentro reciente con el expresidente en Mar-a-Lago generó titulares, no solo por su simbolismo político, sino también porque refleja su enfoque pragmático: “No soy solo un senador de los demócratas; soy un senador de todos los habitantes de Pensilvania”, declaró.

Trump, quien usualmente es crítico con los demócratas, elogió a Fetterman como una “persona de sentido común”. Este tipo de declaraciones han fortalecido la reputación de Fetterman como un político dispuesto a romper las barreras partidistas. Al fin y al cabo, “por la boca muere el pez”, y Fetterman ha demostrado que sabe cómo comunicar.

Críticas y defensores

El estilo y la personalidad de Fetterman han generado una polarización notable. Sus defensores lo ven como una bocanada de aire fresco en un sistema político que a menudo parece desconectado de las preocupaciones de la gente común.

Sus críticos, por otro lado, consideran que su estilo informal es una distracción de los temas importantes y una falta de respeto a la institución. También lo acusan de populismo y de utilizar su apariencia como un truco para ganar popularidad. Según dirían ellos, “el hábito no hace al monje”, pero qué monje tan peculiar.

Gisele Barreto Fetterman: un apoyo clave

Gisele Barreto Fetterman, esposa de John Fetterman, llegó a Estados Unidos desde Brasil cuando era niña y vivió como inmigrante indocumentada durante varios años. Más tarde obtuvo su estatus legal y desde entonces se ha destacado como defensora de los derechos de los inmigrantes y de la equidad social. Su historia refleja superación y compromiso con las comunidades vulnerables.

En el centro de la vida de John Fetterman está su esposa, Gisele Barreto Fetterman, una inmigrante brasileña indocumentada que llegó siendo niña. Gisele ha sido una voz prominente en iniciativas de justicia social y caridad, y un apoyo fundamental para Fetterman en su carrera política. Su trabajo con organizaciones como The Free Store, que redistribuye recursos a comunidades necesitadas, refleja los valores que ambos comparten.

Juntos, demuestran que “quien tiene un buen respaldo, nunca está solo”. Su esposa ha sido un soporte vital para ayudarlo en sus problemas de salud, como en el 2022, que sufrió un accidente cerebro vascular (ACV), y lo acompañó un año después, cuando decidió ingresar en un hospital para recibir tratamiento por depresión clínica, condición que ha sufrido en su vida.

¿Rebeldía o autenticidad?

La imagen de John Fetterman en bermudas y sudadera durante la investidura de Donald Trump quedará como un recordatorio de su naturaleza rebelde y poco convencional. Para algunos, es un símbolo de que la política puede ser más inclusiva y menos formal. Para otros, es una muestra de que, incluso en los escenarios más solemnes, John Fetterman sigue siendo un hombre que juega bajo sus propias reglas. “A buen árbol se arrima”, y el suyo es el pueblo.

Amado u odiado, una cosa es clara: John Fetterman ha cambiado la manera en que muchos ven la política estadounidense. Y sí, quizá también el código de vestimenta.

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