El Consejo de Europa ha reconocido este miércoles como «preso político» al fundador de Wikileaks, Julian Assange, el cual el día de ayer compareció ante su Parlamento en Estrasburgo, para denunciar haber sido perseguido simplemente por ejercer el periodismo. De esta forma, Assange rompía su silencio desde junio. El Parlamento explicó que esta designación está justificada por el trato «excesivamente severo» que sufrió Assange y por el «peligroso efecto disuasorio» que esto podría tener en otros periodistas e investigadores que busquen exponer información o realizar su labor.
El pleno ha aprobado una resolución en la que también se destacan los «graves cargos» presentados por Estados Unidos, que lo expusieron a la posibilidad de una condena a cadena perpetua bajo su ley de espionaje, «por lo que era, en esencia, la recopilación y divulgación de información».
Asimismo, instó a Estados Unidos a investigar los presuntos crímenes y violaciones de Derechos Humanos revelados por Assange, subrayando que, al no hacerlo, junto con el «trato duro» que le infligieron, da la impresión de que se intenta «ocultar las malas acciones de sus funcionarios en lugar de proteger la seguridad nacional».
De igual modo, solicitó a Estados Unidos, como Estado observador del Consejo de Europa, que «reforme urgentemente» su ley de espionaje, que data de 1917, y excluya de la misma a editores, periodistas e investigadores que divulguen información clasificada relacionada con «delitos graves».
El Consejo de Europa también ha criticado a las autoridades británicas por no proteger adecuadamente la libertad de expresión y el derecho a la libertad de Assange, «exponiéndole a una detención prolongada en una prisión de alta seguridad a pesar de la naturaleza política de los cargos más severos contra él».
Assange estuvo el martes en la sede del Consejo de Europa en Estrasburgo, donde relató su experiencia de los últimos años. «Me declaré culpable de hacer periodismo. Me declaré culpable de buscar informaciones de las fuentes», afirmó, advirtiendo sobre la «oscura encrucijada» en la que se encuentra la libertad de expresión a nivel mundial.
«La idea es simple: los periodistas no deberían ser perseguidos por hacer su trabajo», dijo Assange, quien fue finalmente liberado en junio tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía de Estados Unidos para declararse culpable de violar la ley de espionaje, lo que permitió que se considerara cumplido el tiempo que debía pasar en prisión.
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