Un vino con una sonrisa, una de las sonrisas más famosas del mundo. Y no es que sea una simple coincidencia: Dominio de Tares, la prestigiosa bodega berciana, ha elegido a La Gioconda, la célebre obra maestra de Leonardo da Vinci, como protagonista de la nueva etiqueta de su godello Sonrisa de Tares 2024. Con esta decisión, la bodega logra combinar dos elementos que, a priori, parecen distantes: el arte de renombre internacional y el arte del vino. Pero, como todo en el mundo del buen gusto, no es tan extraño que se mezclen.
La famosa y enigmática sonrisa de la Mona Lisa, pintada por Da Vinci en el siglo XVI, ahora acompaña a uno de los godellos más conocidos de España. La obra que, a lo largo de los siglos, ha dejado a millones de personas sin aliento en el Museo del Louvre, ahora regala una nueva sonrisa. En esta versión, la Mona Lisa aparece con una ligera modificación en su expresión: una sonrisa más amplia, más jovial, como la que uno puede mostrar al disfrutar de una copa de vino bien servido.
La idea no es fortuita. La bodega berciana busca ofrecer no solo un vino delicioso, sino una experiencia visual que invite a la reflexión. Así, con la etiqueta de Sonrisa de Tares, Dominio de Tares quiere transmitir esa sensación de alegría y satisfacción que genera el disfrute de un buen vino. Y, como no podía ser de otro modo, ha decidido rendir homenaje a la historia y a la creatividad que La Gioconda representa.
El arte del vino y la importancia de la creatividad local
En el diseño de esta nueva etiqueta, Dominio de Tares ha querido reflejar su profundo compromiso con la creatividad local. Para ello, ha contado con el talento del diseñador gráfico berciano Pablo Guerrero, quien ha logrado combinar la tradición del arte clásico con un aire moderno y fresco. «La etiqueta de Sonrisa es una invitación a la reflexión, pero también a la diversión. Hemos querido que el vino no solo se disfrute en el paladar, sino también a través de la vista», explica Guerrero sobre su obra.
La imagen de la Mona Lisa se adorna con una sonrisa más amplia y juguetona, desafiando la percepción tradicional de la obra. Esta transformación, que a primera vista puede parecer una ligera alteración, en realidad aporta una nueva lectura a un icono artístico que ya ha sido interpretado de mil y una maneras. Guerrero ha logrado darle un toque de frescura a la obra sin perder su esencia, creando una pieza visual que invita al espectador a sonreír, a disfrutar del momento y, por qué no, a brindar con una copa de Sonrisa de Tares.
La nueva añada 2024
Pero no solo la imagen es una novedad en esta nueva añada de Sonrisa de Tares. El vino también llega renovado, con la misma esencia que lo ha hecho uno de los godellos más reconocidos de España, pero con un toque adicional de frescura y elegancia. Esta versión 2024 de Sonrisa de Tares es un 100% Godello, elaborado sobre lías, lo que le otorga una complejidad y untuosidad que hace que cada sorbo sea una experiencia placentera.
Para el enólogo y director general de Dominio de Tares, Rafael Somonte, esta renovación es un paso adelante en todos los sentidos. «Han pasado diez años desde que lanzamos Sonrisa de Tares, y ha sido una de nuestras referencias más importantes. Con esta nueva imagen y esta nueva añada, hemos querido dar un paso firme hacia el futuro, respetando nuestra historia pero también apostando por la innovación», asegura Somonte.
Y no es para menos. El godello, una variedad histórica de la cuenca del río Sil, ha experimentado un resurgir en los últimos años, no solo en España, sino a nivel internacional. Con su frescura, acidez equilibrada y notas frutales, el godello se ha posicionado como una de las variedades blancas más apreciadas por los amantes del vino. Sonrisa de Tares, con su delicadeza y elegancia, es uno de los embajadores más representativos de este renacer.
La elección del nombre Sonrisa no es casual. «Sonrisa es una de las palabras más bonitas del idioma», comentan en Dominio de Tares. No solo refleja el momento de felicidad que se puede experimentar al disfrutar de un buen vino, sino que también alude a ese estado de bienestar que surge de la sencillez. Porque, al fin y al cabo, la vida está hecha de momentos sencillos, como brindar con amigos o familiares y compartir una copa de vino. En este caso, una copa de Sonrisa de Tares.
El vino, elaborado con un 100% de uva Godello sobre lías, ha sido cuidadosamente trabajado para ofrecer una experiencia que, en palabras de Somonte, «es casi un alegato a la vida sencilla, esa que nos hace sonreír en cada momento». La frescura de la añada 2024 se combina con la profundidad que aporta el contacto con las lías, lo que le confiere una textura suave y envolvente, perfecta para disfrutar de una comida o como acompañante en una tarde relajada.
Dominio de Tares, un proceso de evolución
Dominio de Tares es una bodega que nació en el año 2000 en el corazón del Bierzo Alto. Desde sus primeros pasos, ha trabajado para poner en valor la riqueza vitivinícola de la región y, en particular, la variedad Godello. Con el paso de los años, ha sabido posicionarse como una de las bodegas más innovadoras y respetadas del noroeste de España. Además de Sonrisa de Tares, sus referencias más conocidas incluyen Cepa Vieja Godello, Bembibre, Baltos y El Paisano de Tares, entre otros.
El trabajo en equipo ha sido clave para el éxito de Dominio de Tares. La bodega no solo apuesta por la calidad en sus vinos, sino también por la colaboración con talento local, como se ha visto en el caso del diseñador Pablo Guerrero. «Es muy importante para nosotros poder contar con personas de la región que entienden lo que queremos transmitir», señala Somonte. «Desde el principio, hemos querido que nuestra bodega sea un reflejo de la tierra que nos vio nacer y de la gente que nos apoya».
El Sonrisa de Tares 2024, con un precio de venta al público de 12€, se presenta como un vino accesible, pero elegante, apto tanto para los iniciados como para los expertos en vino. Su equilibrio entre frescura y complejidad lo convierte en una opción perfecta para acompañar una gran variedad de platos, desde pescados y mariscos hasta carnes blancas o aperitivos ligeros. Es un vino pensado para compartir y, por qué no, para hacer sonreír a quienes lo disfrutan.