La extraordinaria resolución del telescopio espacial James Webb ha permitido descubrir el nacimiento de seis estrellas en planetas interestelares. Estos cuerpos celestes son masas de gases que se mueven en el espacio de forma independiente. Gracias a ello se han obtenido valiosas pistas sobre la formación de estos astros.
La investigación, recogida este martes en la revista The Astronomical Journal, ha descrito el hallazgo de los procesos cósmicos propios de la creación de estrellas, que han sido observados en estos planetas interestelares. Estos cuerpos celestes están ubicados en la joven nebulosa NGC1333, situada a unos 1.000 años luz de distancia en la constelación de Perseo.
Las observaciones del telescopio han sugerido que estas masas de gases poseen entre cinco y 10 veces el tamaño de Júpiter, lo que les convertiría en los objetos de menor masa descubiertos hasta la fecha. El de tamaño más pequeño, con una masa estimada de unas 1.600 veces el planeta Tierra, posee un disco de polvo cósmico. Esto ha permitido la formación de una hipótesis: el cuerpo celeste se habría formado como una estrella.
Los investigadores han llegado a esta conclusión porque el polvo espacial suele girar alrededor de un objeto central en las primeras etapas de la formación estelar. Además, los discos también son un requisito previo para la formación de planetas, lo que sugiere que también podría tratarse de la formación de mini planetas. «Nuestras observaciones confirman que el espacio produce objetos de masa planetaria al menos de dos formas distintas: a partir de la contracción de una nube de gas y polvo, que es como se forman las estrellas, y en discos de gas y polvo alrededor de estrellas jóvenes, como Júpiter en nuestro propio sistema solar», ha señalado uno de los autores, Ray Jayawardhana, de la universidad Johns Hopkins.
«Podríamos estar ante el vivero de un nuevo sistema planetario en miniatura, a una escala mucho menor que nuestro sistema solar», ha apuntado otro de los autores, Aleks Scholz, astrofísico de la universidad escocesa de San Andrews. «Esta investigación aporta información muy relevante para comprender tanto la formación de estrellas como la de planetas«, añade otros de los autores, Adam Langeveld, astrofísico de la universidad Johns Hopkins, en un comunicado de este centro.