Broncano, que me llamen otra vez

Broncano, que me llamen otra vez

Hace más de dos años escribí una columna en la que calificaba al anterior programa de Broncano como “transgresor de la nada”. Lo sigo pensando. Escandalizar monjas, decir culo, pis y caca y ser el bufón del jefe no es transgresor. Es otra cosa, que puede ser entretenida y brillante. Sé que Broncano tiene un talento innegable para hacer programas de televisión y una inteligencia rápida y peculiar que lo hacen diferente.

Creo que la rivalidad con Motos es interesante para el medio televisivo y no comparto del todo lo de las dos españas y la política cutre y polarizada que hay detrás. Podemos zapear y ver la parte más interesante de cada uno o podemos no ver nada y volver a Netflix como quien vuelve de sacar al perro. Así como su rival chupa la popularidad del invitado, Broncano logra, no sé muy bien cómo, dársela al suyo, aunque no sea tan conocido y eso, aunque pueda tener truco, tiene algo de magia.

Hace más de dos años escribí una columna porque no me gustaban los chistecitos sobre la droga que se hacen en el programa. Ser el bufón de una maquinaria así no tiene gracia. Hay un universo de injusticia, un mercado global, un dolor y un silencio diabólico detrás de la droga y ser el primer comercial de eso, el que endulza un poco el mensaje me parece indigno. Me llamaron de todo, me insultaron en muchas redes, pero yo me quedé muy ancho. Y al día siguiente, cuando iba conduciendo por una carretera desértica, recibí una llamada de esas que tienen un número muy largo.

Ser el bufón de una maquinaria así no tiene gracia. Hay un universo de injusticia, un mercado global, un dolor y un silencio diabólico detrás de la droga.

Paré en un área de servicio. Era la jefaza de comunicación del grupo de comunicación en el que salía Broncano. Me decía que lo de la droga lo estaban corrigiendo, que eran bromas, pero que no lo hacían con mala intención y que no era para tanto. En pocas palabras, me atornilló un poco. Fui cordial. Fui correcto, pero al colgar me sentí raro. Resulta que el nene tiene una maquinaria detrás que lo protege.

Me consta que los directivos de TVE lo llevan como pueden. Me han contado que el equipo de Telediario 2 no está muy feliz por perder un cuarto de hora de emisión. He estado atento y veo que los chistecitos de la droga siguen y mantengo mi opinión con agravante: son una vergüenza, siempre lo han sido, y es todavía peor que esto suceda en la televisión pública y que nadie haga nada . Tampoco comparto la mala educación de la pregunta del dinero y el mal gusto de la pregunta del cuánto follas, como ese tontico del pueblo que te pregunta qué has comido, pero cada uno se divierte como puede. A ver si me llaman otra vez.

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