Alice Weidel, la líder de la extrema derecha alemana que hace ojitos a Elon Musk

Alice Weidel, la líder de la extrema derecha alemana que hace ojitos a Elon Musk

La candidata de Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland) para la cancillería es nieta de un miembro de las SS de Adolf Hitler. Sin embargo, Alice Weidel no tiene ni mucho menos el perfil que uno esperaría encontrar en la líder de este partido nacionalista que aspira a ser la segunda fuerza política —o incluso la primera— de un país en el que no había atisbos de simpatía por la derecha patriótica desde el Tercer Reich. La nueva dirigente de AfD es lesbiana y tiene dos hijos adopatdos con su pareja, una mujer originaria de Sri Lanka dos años más joven que ella. Ahora, el magnate estadounidense y administrador del departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos, Elon Musk, halaga su figura.

Como en cualquier otra formación con esta orientación ideológica, la mayoría de sus miembros defienden una forma de pensar muy alejada de lo que representa Weidel. Ni son partidarios de que una pareja homosexual forme una familia ni apuestan por las personas procedentes de otras culturas, por lo que la situación que se da en el mando actual de AfD es difícilmente comprensible. De hecho, la vida personal de la política de Gütersloh entra en contradicción con los valores fundacionales de este joven partido que, en sus 12 años de vida, ha conseguido resucitar los sentimientos afines a la extrema derecha en Alemania.

Su propio programa electoral, paradójicamente, rechaza su relación sentimental con la productora de cine Sarah Bossard —suiza de 43 años con ascendencia asiática—, al establecer de forma explícita que no se deben promover formas de convivencia distintas al matrimonio entre un hombre y una mujer. Ahora bien, la historia de la llegada de Weidel a AfD en 2013 nada tiene que ver con estos valores que tanto miedo generan en parte de la sociedad —occidental en general y alemana en particular— sino en su rechazo al euro como moneda única de la UE.

La nueva “aliada” de Elon Musk

El multimillonario y asesor de Donald Trump, Elon Musk, ya ha mostrado su apoyo a Alternativa para Alemania, a la que ha calificado como “el único partido que puede salvar al país”. El nuevo administrador del departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos mantuvo con Alice Weidel una conversación de más 75 minutos hace dos semanas de la que escaparon titulares como que “Hitler era comunista” —según le dijo la alemana al dueño de Tesla y SpaceX— y la preocupación de ambos sobre la inmigración en occidente.

Desde AfD ven este acercamiento como algo positivo, puesto que refuerza la legitimidad del partido, que cada vez se coloca más cerca en las encuestas de su principal rival en estos momentos, la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), y supera a los socialdemócratas de SPD y los Verdes, a los que ha dejado atrás en una remontada histórica que comenzó pasadas las últimas elecciones federales en 2021. En la próxima convocatoria electoral, el 23 de febrero, Weidel luchará por ser primera fuerza del Bundestag, aunque será imposible que llegue a canciller sin el apoyo de algún otro partido. Algo que no sucederá, por mucho que intenten desprenderse de la vitola de “nazis”.

Una líder moderada para la extrema derecha

En eso está Weidel, en reformular la idea que los alemanes tienen en la cabeza de la derecha patriótica desde que los aliados ganaron la guerra. Weidel (45 años), lejos de encarnar los valores de la extrema derecha de mitad del siglo XX, se define a sí misma como una economista liberal criada en los años 80 en el seno de una familia de clase media de Gütersloh (Renania del Norte-Westfalia), tímida en las distancias cortas, pero con dotes de oratoria cuando se enfrenta a los grandes discursos. Incluso podría recordar a otros históricos líderes políticos alemanes en las formas: firme y tenaz delante de las grandes masas, mientras gesticula con grandes aspavientos desde detrás del atril.

Se trata de un perfil inteligentemente elegido para mostrar la cara amable de un partido que necesita vestirse con piel de cordero para hacer olvidar el miedo que ha infundido el patriotismo alemán dentro y fuera de sus fronteras. Con Weidel, AfD consigue mostrar su cara más amable.

Estudió Economía y Administración de Empresas en la Universidad de Bayreuthantes, de donde pasó a tener su primera experiencia profesional en Goldman Sachs —banca de inversion— en Frankfurt. Allí fue analista durante un año antes de pasar a la alemana Allianz —seguros y finanzas—, que le sirvió de trampolín para comenzar una carrera de proyección internacional. Antes de unirse en 2013 al partido que ahora lidera, Alice Weidel vivió en China durante varios años, una prometedora carrera en el extranjero que decidió abandonar para unirse a la política, donde ha conseguido grandes éxitos.

Se trata de una economista de prestigio que se considera admiradora de la exprimera ministra británica, Margaret Thatcher, a quien considera «un modelo a seguir» por recuperar la economía de Reino Unido cuando el país se enfrentaba a la ruina. Además, en su agenda se encuentra sacar a Alemania de la Unión Europea y cortar de raíz las políticas migratorias que ha llevado a cabo Olaf Scholz.

A los dos años de formar parte de Alternativa para Alemania, Weidel consiguió un lugar en el máximo órgano del partido —su junta ejecutiva federal— y, solo un año después, ya apareció por primera vez en unas listas parlamentarias: fue en las elecciones estatales de Baden-Württemberg de 2016, donde no consiguió escaño.

En 2017, la líder de AfD dio su primer gran paso en política: fue cabeza de lista por Baden-Württemberg en las elecciones nacionales, por lo que obtuvo su escaño en el Bundestag y asumió la presidencia de su grupo parlamentario junto con el líder por aquel entonces Alexander Gauland. En 2019, Weidel fue elegida portavoz federal adjunta y, en 2020, presidenta estatal del partido en Baden-Württemberg. Al año siguiente pasó a presidir el grupo parlamentario junto con Tino Chrupalla —sucesor de Gauland—, con quien ha vivido estos últimos años de gloria de Alternative für Deutschland.

Primera candidata de AfD para la Cancillería

Alice Weidel ha sido elegida recientemente por sus bases como candidata a nueva canciller para las elecciones de febrero de este año, aunque ya era la cara visible del partido desde 2022. Se trata de la primera vez que el partido realiza una votación de estas características, puesto que hasta ahora jamás se había planteado la opción de ganar unas elecciones y llegar a pactos de gobierno teniendo la sartén por el mango. En el congreso, celebrado en Riesa en diciembre, convirtió la “libertad de expresión” en su principal ‘claim’ electoral, justo en un momento en el que la lucha contra el ‘wokismo’ parece que convence al electorado de derechas y de centro.

Es el momento de AfD después de 12 años de existencia y por ello los delegados regionales han optado por una candidata que despierte las esperanzas de los alemanes. Su condición sexual y el hecho de que esté casada con una mujer extranjera parece no importarle a los encuestados a la hora de elegir a Alice Weidel como su canciller. En cualquier caso, eso lo ha conseguido neutralizar con un discurso antiinmigración en el que ha hecho hincapié en el concepto de “remigración”, tan utilizado por la extrema derecha para promover la vuelta de los extranjeros a sus países de origen. Se trata sin duda de una corriente al alza en occidente, con líderes que comienzan a gozar de un apoyo sin precedentes en sus respectivos países, como Giorgia Meloni en Italia, Marine Le Pen en Francia, Herbert Kickl en Austria y Viktor Orbán en Hungría.

Seguir esa senda es el reto que se le presenta a Weidel, que será candidata a canciller en las próximas elecciones federales del 23 de febrero, una cita en la que contará con una fuerte oposición de una Alemania que se resiste a olvidar su pasado. «Nunca más fascismo», «¡Quien vota por AfD, vota por los nazis!» y «¡Prohibición de AfD ahora!» son alguna de las pancartas que se vieron en la cumbre de AfD. El reto comienza de puertas para adentro, donde una sucesión de dirigentes y peleas entre corrientes ha impedido en su corta historia, que AfD haya consolidado a un líder. En esta ocasión tiene la oportunidad con Alice Weidel, que ha sabido mantenerse alejada del ala más extremista del partido y con la que, sin embargo, ha sabido hacerse entender.

Los sondeos ven a Weidel como segunda más votada

Los sondeos en Alemania colocan a la extrema derecha como segunda fuerza, un escenario impensable desde que acabase la Segunda Guerra Mundial y a las nuevas generaciones se les inculcase un sentimiento de culpa que dura más de 70 años. Sin embargo, como sucede en otros países de Europa, alrededor de ellos hay un «cordón sanitario» del resto de partidos, que no desean que se les asocie con el nazismo, pese a que AdF tiene los mejores resultados de su historia y un apoyo que ronda el 20% de los encuestados a escala nacional, es decir, el segundo lugar, ya que la derecha de CDU está en cabeza con el 33%, según las mismas fuentes.

Weidel sabe que la lucha contra la inmigración masiva es su gran baza en estos momentos, por mucho que el resto de partidos no lo quieran ver. Por eso hace solo unos días pedía que «por una cuestión de responsabilidad política del Estado» se tomen decisiones que «los ciudadanos esperan de sus políticos”, por eso el anuncio de Merz de que ejecutaría “cambio de rumbo en la política migratoria” fue visto con buenos ojos por parte de la lideresa. De momento, Weidel pide controles fronterizos «completos y estrictos» y el rechazo de la inmigración ilegal, lo que conlleva deportaciones masicas y poderes adicionales para la policía.

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